Un equipo, el C.D. Tenerife, que tiene 28 puntos, ocupa puestos de play off, es el menos goleado de su grupo,... y recibe abucheos por parte de su afición origina una situación antagónica. Y si encima su técnico Calderón ha manifestado que la línea a seguir es la adecuada remitiéndose a los números y que las críticas son desmedidas la coyuntura se complica aún más. Aunque si a eso añadimos que ayer tras la victoria ante el Celta B dejó un recadito suculento y peligroso ("quiero que la gente sepa que lo que ven es lo que somos", me imagino que de igual modo esa frase lleva implícita al ocupante del banquillo, es decir, a él), la combinacion es explosiva.
Me da la sensación de que estamos asistiendo a los momentos previos de un posible rebote de consideración del hombre que lidera la nave blanquiazul. Y eso podría desembocar en un cese... más tarde o más temprano. Si el que manda en el Callejón del Combate se siente con la soga al cuello, se decantará por la solución más fácil... que usted y yo ya conocemos.
Salvando las distancias, el actual Tenerife me recuerda a aquel Madrid de la campaña 91-92 que ganaba y ganaba partidos con Antic en el banquillo... pero "no convencía". Mendoza no pudo resistir la presión de la afición de Chamartín y de los medios de comunicación y se cargó al serbio. Llegó Leo Beenhaker... y fue marcha atrás, marcha atrás,... hasta que perdió la liga precisamente en la isla.
Cuidado no vaya a ser peor el remedio que la enfermedad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario