No me gustan aquellas personas que se ofrecen para un trabajo de manera descarada. Bueno, de forma descarada o de manera sigilosa. Pero aquellos que lo hacen proclamando a los siete vientos que atesoran una trayectoria, que tienen un currículum... y todos esos rollos... ¡¡uff, uff, uff!! Y me importa un comino que el personaje sea de La Mancha, de La China... o del Puerto de la Cruz, por citar tres lugares del mundo sin que nadie se sienta ofendido.
Y lo que está haciendo el exjugador blanquiazul Julio Suárez desde hace mucho tiempo no me seduce, no me genera seguridad. Yo no dudo de su trabajo en el Universidad de Las Palmas. Los números son innegables y se ha movido en Segunda B como pez en el agua. Excelentes clasificaciones durante diez años con un histórico ascenso a la categoría de plata en la temporada 99-00. Sin embargo, hay que ser más comedido y no presumir de los éxitos que acompañan a uno en la labor desarrollada.
Repito, aquellas personas que se jactan de sus triunfos y que afirman sin cortapisas "conmigo no se equivocarían, no se iban a arrepentir..." no me gustan, dicho sea con el máximo de los respetos.
En la vida hay que ser más humilde porque si estamos criticando a algunos que vienen del exterior mostrando una actitud similar no vamos a tropezar nosotros en la misma piedra. Amigo Julio Suárez, hay que tener más humildad.
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