No merece otro calificativo lo que está aconteciendo en el C.D. Tenerife. Tremendo disparate. Lo que se preveía una estancia efímera y triunfal en Segunda B, se puede convertir en una tortura y quién sabe si se puede alargar más de una temporada.
Estamos a mitad de camino y resulta que el entrenador ya no sirve, la plantilla necesita reformas, el posible sustituto de Calderón tiene dos eggs allá abajo ("estupenda tarjeta de presentación"),... y hay dos personas que están saliendo de rositas en este asunto. Uno el presidente Miguel Concepción, el principal culpable, y otro el director deportivo Pedro Cordero, culpable directo. El primero le mandó el muerto al segundo hace algunas semanas cuando manifestó que "Calderón es un excelente técnico pero la decisión de que continúe o no depende de lo que dictamine Pedro Cordero". Y este señor, padre del proyecto,... está recibiendo más oportunidades que Platanito. Si por ejemplo Concepción hubiese designado a Pierluigi Cherubino director deportivo y se suceden este tipo de acontecimientos que denotan un despropósito tras otro e inestabilidad... al portuense lo hubiesen denigrado desde todos los ámbitos de la entidad y hubiese tenido que salir corriendo desde el Callejón del Combate... hasta nuestra bendita Ranilla en La Ciudad Turística. Sin embargo, aquí paz y en el cielo gloria. Si el Tenerife no logra el ascenso, el señor Cordero se irá como vino, es decir, con la cabecita alta... como ya se fueron otros en temporadas pretéritas.
En fin, el Tenerife pierde fuelle y se tambalea... y los rivales no son tontos y a la chita callando se irán acercando mientras el primer puesto se aleja como un avión en el horizonte. ¡Señor Concepción, si tuviese un poco de verguenza se mandaría a mudar porque lo que se preveía una vuelta a Europa en apenas un lustro se puede convertir es una estancia prolongada en una categoría que puede conducir al desastre más absoluto!
No hay comentarios:
Publicar un comentario