El tiempo pasa inexorablemente y algunos no aprenden en el C.D. Tenerife... o su entorno. Un jugador llega, visita cuatro o cinco lugares idílicos de la isla y ya le profesan un fervor que se derriten; otro futbolista que no ha aportado gran cosa se lesiona... y parece que se ha acabado el mundo; aterriza un técnico con carácter al que es complicado "meterle mano" y algunos aplauden su actitud en los últimos minutos del partido ante el Getafe B donde había sido expulsado... Es decir, se anteponen una serie de intereses personales ante la verdad que debería imperar.
Si nos remitimos a estos tres casos, hay que recordar que "el chicharrero" que presuntamente se ha identificado con el islote en cuestión de ocho meses está en un equipo de Segunda B... no en el Milán, no lleva 30 goles marcados (la diferencia con Kiko El Ratón, al que algunos defenestran, no es abismal)... y de momento no juega él solo, necesita de sus compañeros para competir en el césped. Evidentemente, el percance físico del otro integrante del conjunto blanquiazul lo lamentamos profundamente. Que se recupere pronto y lo veamos corriendo por el Mundialito en cuestión de días. Sin embargo, el ascenso no se va a escapar por su ausencia. Veamos la parte positiva. Igual llega la oportunidad de un canterano al que han despreciado... a pesar de haber demostrado su potencial. Y sobre el míster... si no puedes con él, únete... eso sí, hasta que se pueda armar la de San Quintín... esperemos que no llegue ese momento.
¡Increíble... pero real como la vida misma! Siempre se repite el mismo cuento... y ya cansa.
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