sábado, 21 de abril de 2012

QUIQUE MEDINA: "ROMMEL ERA MUY CONSTANTE, UN VERDADERO CURRANTE"


El actual entrenador del conjunto isleño, Quique Medina, compartió muchas horas con Rommel.


Ya estabas en el Tenerife cuando Rommel se incorpora. La primera vez que hablas con el panameño fue...
Efectivamente. Yo ya estaba, pero habíamos hablado en alguna ocasión cuando estaba en el B. Vivía en un apartamento en la calle San Sebastián con otros compañeros que ahora no recuerdo e iban a comer al Bar Olímpico detrás de la Grada de Herradura.


Tuvo unos inicios complicados tanto en el aspecto económico como en el deportivo.
Complicadísimos. No le daba para vivir con lo que le pagaban y en el Olímpico se portaban genial. Tardaban en pagarles las comidas y demás. También en lo deportivo debido a su juventud echaba de menos a su familia y amigos y se le notaba. Era una persona muy arraigada a su familia.


Empieza a destacar en la campaña 87-88 ¿Hubo algún comentario en el vestuario del estilo "aquí tenemos un diamante en bruto"?
Muchas veces. Cuando empezó a entrenar con nosotros tenías que verlo, se quería comer el mundo, iba a muerte. Debutar se lo ganó a pulso día a día.


En aquellos partidos de mediocampo que se solían hacer en los entrenamientos entre los mismos componentes del equipo (ataque contra defensa) ¿te tocó sufrir su fuerza y coraje?
¡No te lo puedes ni imaginar! Era un "pesado", iba a por todas y si chocabas con él salías rebotado. Un día me tenía tan harto que después de un salto se rió ya que me la ganó y del cabreo que me hizo coger salí corriendo detrás de él con una pica de las que tienen el pincho para clavar en la hierba a modo de lanza por todo el campo y todo el mundo riéndose y él decía ¡estás loco!... jajaja. ¡Qué recuerdos! 


El trabajo de Rommel solía extenderse más allá del que en un principio marcaba el míster.
Si. Siempre se quedaba con un centrador y un portero para perfeccionar el remate de cabeza, era un martillo lo que tenía en la cabeza. Algunos años después cuando llega Pier al equipo, se quedaba con él para enseñarle. Pier le debe mucho en lo que se refiere al remate de cabeza.


La explosión del panameño se produjo en la temporada del ascenso 88-89 ¿Te comentó alguna vez "Quique las cosas me están saliendo redondas, no debo bajar la guardia"?
No lo decía porque nunca la bajaba. Tenía muy presente siempre de donde venía y a donde quería llegar y sabía que con trabajo lo podía lograr. Era muy constante, un verdadero currante.


Rommel se identificó totalmente con la camiseta blanquiazul. Se alcanza el ascenso y llora de emoción en la caseta.
¿Y quién no? Ese año daba igual de donde fueras, era una auténtica piña el equipo. Siempre dije que los extranjeros y los peninsulares que estaban con nosotros parecían unos canarios más. Nos iba la vida en cada partido a todos y él no iba a ser menos. Estaba muy identificado con la Isla, con nuestra gente, con la camiseta.


Sus dos primeros ejercicios en la élite anota 10 y 12 goles respectivamente ¿Veía que podía avanzar?
La Primera División ya era otra cosa. Costaba mucho más lograr las cosas y él lo sabía, seguía trabajando duro cada día, siempre quería más, no se conformaba con nada. Me acuerdo un partido en el Bernabéu. Era el primer año en la máxima categoría, como siempre me tocó bailar con la más fea "Hugo Sánchez" y en una falta lateral a favor nuestra aparece Rommel y saca un cañonazo con la cabeza que salió rozando el poste y me dice Hugo, ¡jooooder, de dónde salió eso! Entonces le dije ¡ya oirás hablar de él!


¿Le costó mucho abandonar la isla?
Muchísmo. Muchas lágrimas, muchas despedidas, aunque creo que hubo gente que lloró más que él.


Ficha por el Valencia en 1991 ¿Dijo adiós a todos en grupo?
No lo recuerdo muy bien, pero nosotros si que nos despedimos a lo grande de Rommel... jajaja.


Su etapa en Mestalla no fue positiva. ¿Te dijo alguna vez "¡Dios, por qué abandoné "mi islita"!".
Era muy complicado pasar del Tenerife que era un equipo en el que se había formado y crecido a jugar en todo un Valencia, con su exigencia y encima inmediata. Las cosas no le salían, pero cuando hablábamos tenía claro que quería triunfar allí. Sabía que le iba a costar, nunca me dijo lo contrario, aunque claro que alguna vez habrá dicho "por qué me fui de Tenerife".


¿Era tan buena gente como veíamos los aficionados?
No, era aún mejor. Su timidez muchas veces le hacía ser un poco callado y esquivo. Le costaba, pero cuando te conocía encontrabas una bendición de tío.


Solía quedar contigo y Luis Delgado tras los entrenamientos...
Si. Siempre nos íbamos a La Meta, en Tomé Cano, a tomar una caña, un refresco, un pincho. No sólo nosotros, muchos más. Era un equipo muy unido que no hacía falta decir "oye vamos a tomar algo", sino que aparecían por allí casi todos, casados y solteros.


Y llega el trágico día. Estabas jugando en Granada...
Efectivamente. Aún lo recuerdo y se me pone la piel de gallina. Era una tarde en la que yo entrenaba y llegué con el coche al aparcamiento de Los Cármenes y al bajar, Andrés González me dice, ¿no te has enterado?;yo le contesto ¿quién se murió? Por la cara que tenía Andrés sabía que había pasado algo. Fue tan grande el bajón cuando me dijo, "si, tu amigo Rommel Fernández", que me tuve que ir al entrenador que era Nando Yosu para hablar con él, que ya lo sabía ,y me dijo que me fuera a casa, estaba destrozado.


Se prometió un homenaje con un triangular entre Tenerife, Valencia y Albacete y aún no se ha celebrado.
Las cosas se tienen que hacer en el momento, ahora ya es difícil. Creo que si los tres equipos de pusieran de acuerdo en una pretemporada se podría hacer cuadrando los calendarios. Su recuerdo es muy grande y se merece ese homenaje.


Quique muchas gracias por recordar a un jugador grande en la historia del Tenerife.
Siempre es un placer recordar a Rommel. Los que vivimos muchos años y día a día con él sabemos lo grande y bueno que fue.

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